La perversión es sólo otra forma de arte. Es como la pintura o el dibujo o la escultura. Excepto que, en lugar de pintura, nosotros los pervertidos usamos el sexo como nuestro medio.
Nuestra relación no se basa en una delicada y fiel comprensión, ni en la atracción recíproca; sino en las repulsiones de la incomprensión del deseo descomunal.
¿Y si te desnudo en versos, te acaricio en letras, mientras nos besamos en párrafos y copulamos en poesía, ocasionando un amor contextual e instaurando una lujuria bucólica?. Solo propongo.
Mi problema con el amor siempre ha sido tener que convivir con esa insana sensación de que siempre, incluso en los momentos más felices, me falta algo.