Estuve un tiempo enfadado con mi tierra y su falta de oportunidades. La emigración abrió una herida, pero me ayudó a cerrar otras.
Hoy, desde el empoderamiento, valoro mis raíces, lo que somos y lo que podemos llegar a ser.
¡Feliz (y reivindicativo) 8 de septiembre, extremeñxs!