Si alguna vez me miras a los ojos
y no me ves
ni tan siquiera al fondo,
no te asustes.
Si alguna vez me das la mano
y el tacto se hace incómodo,
frío y caliente a la vez,
como ausente,
por favor
no te asustes.
Si alguna vez notas
que las lágrimas se me están
quedando