Le llamamos "amor" a la compañía, pero el amor genuino es la libertad: el querer ver al otro alcanzar su mejor versión y lograr todas sus metas y propósitos, esté o no a nuestro lado.
Hay vínculos tan frágiles que no resisten un malentendido o un silencio, y hay vínculos tan fuertes, los del alma, que ni las diferencias o el tiempo los hace pedazos, porque son genuinos.
Uno no se aleja porque quiera. Se aleja porque lo alejan, porque lo ignoran, porque no le dan su lugar, porque lo juzgan, porque lo lastiman, porque lo rechazan. Uno se aleja porque antes ya lo intentó todo.
Ninguna persona que valga la pena te pone en la incertidumbre, en la ansiedad, en la desvalorización, en la culpa, en el resentimiento o busca tus celos. No es buscar amores perfectos, sino más sanos.
Soy una persona extremadamente sensible, pero hay personas que nunca me van a conmover. Cuando eres muy sensible distingues fácilmente lo real de lo fingido.
Salud mental es también externar los desacuerdos, tus necesidades, no minimizar tus emociones ni soportar situaciones que te generen malestar. La comunicación asertiva y afectiva es también parte de tener salud mental.
Regla de salud mental: No insistas. Lo que va a ser, será; lo que no, no. La preocupación, ansiedad, estrés no aportan nada y sólo son parte de un círculo vicioso de telenovelas mentales, expectativas y desilusión.
Por salud mental tenemos que aprender a ignorar una infinidad de cosas. Aprender a no suponer. Aprender a no crear escenarios en nuestra mente. Aprender a no reforzar ideas que nos hacen daño.
No sabes lo mucho que quieres a alguien, hasta que ves que la está pasando mal y quisieras quitarle ese dolor, ese malestar; darle toda la paz posible. Y que si estuviera en tus manos, darías todo con tal de que todo lo malo se fuera.
Hay que ser muy valiente también para desaprender, para deconstruirse, para demoler complejos e ideas que te enseñaron, para no quedarte en la excusa clásica: «es que yo así soy».
La gente buena también se cansa, también tiene límites, también se da por vencida, también tiene malos días. La gente buena también es humana y no puede con todo.
Doy muchas gracias por todo lo que no se cumplió, por todo lo que no fue, por todo lo que no llegó, por todo lo que no tuve. Porque si no hubiese sido así no hubiese llegado lo que llegó, ni lo que se cumplió, ni lo que es, ni lo que tengo. Y no, no sería el que soy.
Ya acepté que hay personas que no van a volver, que hay personas que no van a cambiar, que hay personas con las que no voy a coincidir, ni caminos que voy a tocar. Esto de ser más sensato me sale cada vez mejor, y con la sensatez viene la libertad.
Nos educan desde la carencia, porque la carencia es el mejor negocio. A el mundo le beneficia que te sientas feo, gordo, fuera de moda, insuficiente, que nadie te puede amar, torpe, inseguro, que siempre te falta algo. Por eso nos bombardean con perfección.
Después de cierta edad, te das cuenta que era tan simple como disfrutar de las pequeñas cosas, que no había edades, etiquetas o momentos perfectos. Porque somos efímeros y lo que nos quedamos con ganas de hacer, quién sabe si lo podamos hacer después.
No hay que forzar amistades, amores, vínculos, encuentros ni situaciones. Lo que necesitas va a ser parte de tu vida o va a encontrar la manera de llegar a ti; lo que no, se va a donde es necesario.
Hay personas que les tengo cierto aprecio, pero no las quiero de vuelta en mi vida. Tanto valoro ahora mi salud mental y emocional, que no quiero ya personas que se vayan a la primera tormenta y que me dejen a mí cargando con ella.
No siempre es amor. A veces es idealización. A veces es soledad. A veces es subsanar heridas viejas en otras personas. A veces es ego. A veces es miedo. A veces es deseo. A veces es capricho. A veces es obstinación. Así que no, no siempre es amor.
Mi más profunda admiración a los que pintan, dibujan, fotografían, cantan, hacen esculturas, escriben. No cualquiera transforma lo que es en arte. No cualquiera vuelve a su alma un lenguaje universal.
En que tiempos tan jodidos vivimos: si hablas de tus emociones, eres intenso y dramático; si te molestas por algo, eres conflictivo; si tienes gustos o intereses únicos, quieres llamar la atención;si eres honesto, no piensas en los sentimientos de los demás. Mejor robots, ¿no?
Uno no perdona; se perdona.
Uno no olvida; se recuerda.
Uno no se rompe; se reconstruye.
Uno no se pierde; se reencuentra.
Uno no se va; llega a donde tiene que llegar.
Uno no se queda; encuentra un hogar.
Uno no es; aprende cada día a serlo.
Me siguen emocionando los atardeceres, las noches estrelladas, las tardes de lluvia, el canto de los pájaros, el viento golpeando los árboles. Sí, ya saben, esas cosas que hoy en día a casi nadie le importan.
Ya estoy muy viejo para que jueguen conmigo. Prefiero alejarme de donde no veo nada claro. Prefiero dejar que ganen y me pierdan. Prefiero estar en donde sí soy valorado, respetado; en donde no hay dudas o miedo. Prefiero estar en paz.
Y es que el interés se nota. Quien tiene interés pone hora, lugar, busca la manera de conectar y de seguir en contacto. Quien tiene interés sabe que la vida es tan corta para no demostrarlo.
No conozco nada más íntimo que compartirle a otro tu música, videojuegos, películas, animes, libros y series favoritas. Todos los cuerpos sirven para el sexo, pero es tan difícil encontrar una mente en la que encajes tan bien.
Cosas que aprendí antes de los 30:
La opinión es personal.
Los momentos son únicos.
Nada vuelve a ser.
Lo indispensable es lo que tenemos.
Los ratos a solas son necesarios.
Las decisiones son el único poder.
Somos nuestras experiencias.
No idealizar el sexo, el amor, la amistad.
Últimamente he practicado el no tomarme personal nada. Si no respondes mi mensaje, está bien. Si no me buscas, está bien. Si te alejas sin explicación, está bien. Si no te agrado, te gusto, te intereso, está bien. Lo que NO está bien, es que te dé el control sobre mi paz interna.
Me gusta pensar que no hay gente mala. Que hay gente perdida, desubicada, que le hicieron tanto daño que sólo aprendió a hacerlo también. Me gusta pensar que no hay gente mala; sino cegada por su ego, por su ambición, por su egoísmo. Para mí no hay gente mala, sino vacía.
El amor se nota en cómo nos cuidamos, cuidamos a quienes nos rodean y cuidamos lo que tenemos. Cuidar es el acto más básico de amar. Quien no te cuida, no te ama. Quien no se cuida, no se ama.
Ya estoy muy viejo para que quieran endulzarme lo que quieren conmigo. Quieren amistad, díganlo. Quieren sexo, díganlo. Quieren amor, díganlo. No quieren nada, díganlo. Sólo, por favor, no me quiten el tiempo que cada vez tengo menos.
No, no les creo a las personas "buenas" que usan su "bondad" para juzgar a los demás o discriminarlos. La gente buena es buena aunque a los demás no les parezca o no les importe. La gente buena motiva, transforma, inspira. El resto solo quiere llamar la atención.