Cuando los Jefes van al cielo, se instalan en las estrellas, nos iluminan, nos advierten y nos empujan a las batallas. Decididos entramos a guerrear, con la misma consigna que nos enseñó: no rendirse, porque el que persevera, alcanza. Feliz Viaje Jefe, papá de mi alma, Don Mbilo.