Tu cariño, confianza, jalones de orejas, risas y enseñanzas cambiaron mi vida. Duele tu partida, pero estoy seguro ya andas disfrutando de tu “terapia de viento” en el cielo. Buen viaje Beto, prometo “portarme bien” como siempre me pedías. Abrazo fuerte amigo, descansa en paz...